lunes, 15 de junio de 2009

POSGRADO EN ARTES VISUALES SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN II Dr. Daniel Manzano Águila Mario Maldonado Reyes Ensayo final Estudio para una ciudad ritual. La celebración callejera presente en una serie gráfica. I Si hacemos el esfuerzo por establecer elementos de relación entre la festividad callejera –carnavales y fiestas rituales- y la creación artística -en el terreno de la gráfica-, caeremos en cuenta de que en ambos casos se trata de modos peculiares que valen para la representación simbólica. Analizar estas imágenes, los personajes y espacios que configuran e instrumentan dichos eventos para ser reinterpretados gráficamente, resulta necesario en primer lugar, para la elaboración de la obra gráfica que en esta investigación se propone y, segundo, profundizar en el estudio del contexto citadino que vivimos en la actualidad con el fin de reconocer nuevos procesos de la realidad que puedan ser referidos a través de formas, ideas o acciones. De este modo, la investigación será desarrollada atendiendo aspectos de carácter histórico, analítico y sintético pues, resulta necesario concebir dichos imaginarios colectivos como elementos importantes para la configuración de la identidad y estrategia posible para el conocimiento de la actualidad. Estos son los principales aspectos que, de manera general serán planteados en el presente trabajo y que en suma son los resultados que arrojó la investigación documental y el acopio de información realizados durante los dos primeros semestres del seminario de investigación. El siguiente esquema – Cuadro 1- sirve para enfatizar el origen conceptual del presente texto. MODOS DE REPRESENTACIÓN SIMBÓLICA FESTIVIDAD CALLEJERA (Carnaval – Fiesta ritual) CREACIÓN ARTÍSTICA (Gráfica) De tal modo, serán dos los asuntos tratados: 1) Revisión de los conceptos afines a la fiesta callejera en México y 2) La gráfica como medio para la creación artística. Comencemos por precisar posiciones respecto a nuestro objeto de estudio. Toda disciplina que se precie de ser seria, evita definir sus términos. Así sucede con el arte y todos los conceptos que le son cercanos. Siempre que nos movamos en el terreno de las definiciones, será inevitable reconocernos en alguno de los dos polos posibles: el de las definiciones genéricas (el arte es la expresión imaginativa de una emoción), o el de las definiciones normativas (el arte es trabajo o creación conforme a las leyes de la belleza). Ambas podrían poseer un núcleo de verdad pero están incompletas pues no explican el fenómeno en su conjunto. Como concepto, el del arte siempre se ha visto modificado pues, se adapta a las diferentes perspectivas de las prácticas artísticas sin la necesidad de referir únicamente a su carácter técnico o de representación. Si pensamos en el arte –o la gráfica- y el espacio citadino como condiciones dinámicas inmersas en un proceso de construcción condicionado histórica y socialmente, nos daremos cuenta de la dificultad que implica confinarlos a un concepto pues, en sí el arte encierra una serie de prácticas que constantemente son renovadas, mientras que “la forma de una urbe cambia más pronto, ¡ay! Que un corazón humano”, dice Baudelaire en su poema El cisne, incluido en su poemario Las flores del mal, publicado por primera vez en 1857. En todo caso, la posibilidad de definir el arte existe si se piensa, no como el a priori de una investigación, sino como la parte concluyente de la misma. Lo cierto es que algunas prácticas artísticas de la actualidad se encuentran en una zona fronteriza que impide ver con claridad su diferencia con otro tipo de producciones humanas como la publicidad o el espectáculo pues, los circuitos de difusión en los que se dan a conocer los dotan de cierta ambigüedad (revistas sensacionalistas o de modas, la calle o la internet). Todo ello aunado al hecho de que a partir de los años de 1960-1970 instituciones como el museo y las llamadas bellas artes se diluyeron entre prácticas que pretendieron redefinir las relaciones entre arte y sociedad y la relación histórica con el pasado, situación que se vio acentuada durante la década de 1980. Por razones como las anteriormente mencionadas, no es difícil advertir los motivos que conducen el trabajo del artista contemporáneo, lleno por demás de citas a asuntos populares dentro del contexto de la globalización económica y la adopción de recursos y estilos del pasado como estrategia de producción artística (apropiacionismo)[1]. II Siguiendo esta línea de pensamiento, abordemos brevemente los conceptos de Fiesta, Ciudad y Gráfica. A la fiesta se la entiende “de un lado con el ritual. De otro con la orgía. En sí es un ritual extraordinario que se celebra cada largo periodo de tiempo, cada año por ejemplo.” (Cirlot, 1994, 204). En este sentido, la fiesta permite por momentos el retorno temporal al caos primigenio que ayuda a resistir la tensión ordinaria que impone el sistema. En México, la fiesta ritual o de carácter religioso, tiene una presencia muy marcada a lo largo de todo el año. En ella se celebra a la divinidad y se exalta lo trascendental, conmemorando la fecha litúrgica que recuerda algún portento de la fe realizado en tiempos cercanos al origen de la religión cristiana. Como todo producto cultural, la fiesta se encuentra cambiando permanentemente, desechando, renovando o sustituyendo sus formas para ajustarse a la también cambiante realidad, haciendo las veces de cohesionador social. En el otro extremo se encuentra la fiesta orgíaca o profana que celebra al mundo del placer y de la carne, humano y finito que colma los sentidos, en ésta el único deseo manifiesto es el del bienestar pasajero. Para todo ello, la calle y por extensión la ciudad, es el terreno propicio que permite la experiencia de la fiesta que, por unos breves instantes, paraliza la vida cotidiana y construye la ilusión de una comunidad imaginaria. Acerca de la ciudad, su concepto y forma, existe un gran número de volúmenes en las bibliotecas. Para el caso que aquí nos ocupa, baste decir que al menos la ciudad de México, no se atiene al mito del progreso sobre el que tanto se insistió a lo largo del siglo XIX para casos como el de la ciudad de París que con su arquitectura, pasajes y calles construidas por Haussman, encarnaba para W. Benjamin, “la experiencia soñada de las ciudades y las grandes urbes.” (Finkelde, 2007: 8). La ciudad de México es, afortunada o desafortunadamente, un sitio de permanente confrontación, en él los vestigios arqueológicos de las culturas prehispánicas y los edificios de concreto conviven burdamente, puede verse todo tipo de individuos publicitando marcas de productos, cantantes famosos o portando al sub comandante Marcos en el pecho, mientras el ambulantaje convierte en laberinto y reto el camino diario a la escuela o el trabajo. Dice por ello José Luis Barrios (Finkelde, 2007: 224) que la ciudad de México se presenta con sus trazas y construcciones, su escala y su dimensión más como un delirio que como un sueño, donde los objetos y sus producciones operan del lado obsceno y perverso de la mercancía. De este modo, fiesta y ciudad se encuentran unidos de manera irremediable pues, se condicionan mutuamente: un espacio se construye para dar cabida a la expresión de regocijo y pena, al tiempo que dicho evento exige la transformación espacial a manera de escenario teatral. Por él habrán de transitar una serie de figuras alegóricas cargadas con mensajes ideológicos y/o religiosos que mantienen con vida la memoria histórica de la colectividad. El planteamiento anterior exige revisar brevemente los conceptos y categorías de los eventos festivos como configuradores estéticos del espacio. Completar la idea. Un asunto más podría resultar importante: el estudio del impacto que la cultura de medios ha tenido actualmente en la concepción estética de la ciudad, la fiesta y sus productos visuales, trátese o no de productos artísticos. Mencionar ejemplos. La argumentación desarrollada hasta este punto, pone de manifiesto el hecho de que los extremos se tocan. Encontramos dentro de los procesos sociales, manifestaciones locales que dan fe de la identidad dentro de una colectividad mientras, un proceso más amplio y global hace que todo parezca espectáculo. Así, en el arte, la tradición se ve rebasada por lo novedoso y lo artesanal cede ante el simulacro. Si consideramos brevemente la noción del término posmodernidad en el arte[2], nos daremos cuenta de que las prácticas apropiacionistas resultan determinantes para el artista contemporáneo pues, aunque esta pauta cultural así llamada se caracteriza por una gama de rasgos y valores heterogéneos, en la esfera del arte retoma –haciendo un distanciamiento crítico y reflexivo sobre los factores y procesos que determinan la definición del arte dentro de la cultura- técnicas y conceptos surgidos en las vanguardias como el collage, el arte objeto o el ensamble. Sobre el concepto de gráfica algunas cosas debemos decir. A ésta puede entendérsele como la ampliación de los límites del grabado, que intenta abarcar todas sus posibilidades técnicas e incluye el uso de soportes tecnológicos para la impresión y generación de las imágenes. Por ello, una primera distinción sobre estos productos podría fincarse sobre el hecho de haber sido elaborados mediante una técnica tradicional o algún soporte tecnológico-digital. La resultante es una imagen producida e impresa por distintos medios, no obstante destinada a ser consumida desde la experiencia sensible. Desde luego, la adopción de nuevas prácticas en la producción de imágenes gráficas no se da injustificadamente pues, trae consigo la necesidad de revisar críticamente el impacto que producen en su difusión y consumo. III En la actualidad, el discurso gráfico de ciertos artistas plásticos se nos presenta como un proceso de construcción imaginaria que claramente pugna por expandir sus límites y deja al descubierto la importante necesidad de enriquecer los recursos técnicos propios de la disciplina. Así, mientras siga en aumento el uso de nuevos procesos bioquímicos que intervienen en la creación de las tintas o del papel donde se imprime la imagen y se pruebe la utilización de nuevas técnicas de incisión en las placas y materiales que las devastan, la constante será la pluralidad de las formas creadas. Nos encontramos, por tanto, ante una creciente integración de medios que alimentan y diversifican los procesos de la creación gráfica al tiempo que mantienen parte de sus atributos fundamentales e incorporan medios -expresivos y formales- alternativos de realidades nuevas, generándose así, nuevas ideas y realidades de la estética contemporánea. En México existe una larga lista de importantes autores representantes de las corrientes tradicionales en el grabado, sin embargo, a partir de 1968 empezó a figurar una vertiente vanguardista de artistas gráficos como Gerardo Cantú o Felipe Ehrenberg que en su trabajo profundizaron no solo en la semántica de las formas sino también en el uso innovador de algunos recursos técnicos. En la década de 1970 se fundaron en la ciudad de México algunos de los grupos de mayor valía en la actualidad: el de la Gráfica Mexicana, el de Andrew Vlady, Leo Acosta o Mario Reyes. Los años de 1980 encontraron también en autores como Jean Hendrix o Miguel Castro Leñero, esta mezcla de intenciones del fomento a la investigación y la experimentación técnica. Sin embargo hay que decir que los artistas gráficos contemporáneos no solo están inmersos en el desarrollo de nuevas posibilidades técnicas para la generación de imágenes pues, también en los argumentos de algunos autores puede verse el interés por rebasar el plano bidimensional de la representación para llevar la obra al terreno de la acción y el suceso. Por ejemplo, Francis Alÿs en La procesión moderna 2002, solicitó la participación de un grupo de personas ajenas al arte para que trasladaran reproducciones del arte moderno del centro de la antigua sede del museo en Manhattan a la estrenada en las afueras de Queens. La peregrinación se disponía a convertir en fetiches del fervor popular a Picasso, Duchamp o Giacometti forzando la correspondencia entre lo culto y lo popular dentro del contexto urbano. Esta mudanza carnavalesca es referida en muchas otras de sus obras gráficas y hace una alusión directa al desarrollo del ritual en el espacio citadino, tocando de cerca los conceptos de arte, mito, espectáculo e imaginario colectivo. Francis Alÿs The modern procesión, 2002 En el cuadro 2 que a continuación se presenta, se incluyen los aspectos más relevantes de las ideas referidas hasta este momento, los datos que ofrece, son algunos pormenores derivados de los conceptos esbozados en el cuadro anterior. El propósito es establecer con ellos, una cadena de relaciones significativas que resulte útil para la generación de las propuestas visuales pretendidas en esta investigación. MODOS DE REPRESENTACIÓN SIMBÓLICA FESTIVIDAD CALLEJERA (Carnaval – Fiesta ritual) Mecanismo de amortiguación social. Expresión de regocijo y pena. Comunidad imaginaria. Confiere identidad. Como cultura simbólica = Memoria Histórica. En su dimensión metafísica = Teatro de la muerte. Como se hacía en las exposiciones mundiales del SXIX en donde el mundo se presenta como imagen = auto representación o musealización del mundo Construcciones pintorescas que remiten simbólicamente a la periferia, pues desde allí consiguen sus objetos de exposición CREACIÓN ARTÍSTICA (Gráfica) Expansión de límites (recursos técnicos), pluralidad de las formas creadas, redefinición de términos. Integración de medios expresivos y formales, diversidad de los procesos. Ideas gráficas sobre la estética contemporánea ANÁLISIS Personajes Delinear el dominio de instituciones (familia, ciencia, estado, religiones, consumo) sobre la sociedad mexicana y las rupturas producidas en ellas. La identidad como proceso inacabado. Espacios En cuestión el mito del progreso y la metáfora de la ciudad como cuerpo que supone la correspondencia entre centro y periferia desde el orden racional La Cd. De México, con sus trazas y construcciones es más un delirio que un sueño. Objetos y productos operan del lado de la mercancía. Lugar de confrontación y espacio desquiciado de la modernidad. Los espacios públicos condicionan las actividades cotidianas. ESTÉTICA Kitsch. Es totalmente cercano al hombre, para ser gozado no requiere de un ejercicio intelectual. Ecléctica. HISTORIA Topografía: descripción detallada de la superficie de un terreno. En un sentido metafórico, es la descripción de un terreno histórico y socio-cultural CULTURA DE MEDIOS La cultura mediática sustituye a la fiesta como mecanismo que construye nuestra identidad Goce a distancia, misa, marcha y juegos por TV e internet. ESPECTÁCULO La calle como escenario teatral. La conmemoración dicta un comportamiento social. Eventos Religiosos: Auto de fe, traslado de reliquias y conventos, beatificación de santos, estreno de templo, fiesta de santos, procesión, comida, danzas. Cívicos: Triunfo de equipo con vuelta olímpica, luchas, homenaje cívico, estreno de estadio, fiesta de la carne. SÍNTESIS Formal Esquemas de representación simplificados. Evocaciones mezcladas de contexto y personajes. Objetos Estandartes, Calendario, Castillo, Santos, Prendas, Estampas, Escapularios, Máscaras, bebidas. Reinterpretación Gráfica Paseo eucarístico o el carro triunfal como figuras alegóricas con mensajes ideológico-religiosos. Traza de la ciudad no ortogonal sino ideológica. Procesión y carnaval = Metáforas del sentido transitorio de la vida. IV Las reflexiones siguientes han sido desarrolladas teniendo en cuenta los procesos que han llevado a este trabajo al punto en que actualmente se encuentra. En ellas, se incluyen algunas imágenes que dan cuenta de las soluciones parciales que han surgido en respuesta a los objetivos planteados. Es preciso admitir que no resulta fácil abordar teóricamente los diferentes aspectos que encierran los procesos creativos en las artes visuales y, la dificultad aumenta si se trata de los propios. El ejercicio implica hacer un esfuerzo por no inclinar los argumentos hacia dos posiciones que parecen ineludibles: 1. La que describe los momentos o fases en la elaboración de la obra ó 2. La que habla sobre el plan proyectivo de trabajo para la realización de la misma (poética). En ambos casos, se hace mención a una parte sustantiva de lo que puede entenderse por proceso creativo pero, se puntualiza hasta el grado de objetividad máxima o, el discurso adquiere matices que impiden la comprensión colectiva nulificando las posiciones divergentes; de tal modo, el fenómeno no es abarcado por completo. Al respecto, el Mtro. Julio Chávez Guerrero en el IV Simposio de la ENAP: Procesos creativos en las artes visuales, el diseño y la comunicación visual, contundente dijo que en el arte, importa más la experiencia creativa y no tanto los mecanismos que la conforman.[3] El enunciado sugiere que la acción del artista se encuentra ligada más a la actividad práctica que a ninguna otra, y en ocasiones se mantiene ajena a los enfoques que se dictan en el ámbito académico de la investigación, a grado tal que al productor visual no se le tiene en un sitio especialmente privilegiado pues, no le resulta fácil demostrar que su actividad es necesaria y puede integrarse al vasto espectro de saberes que se origina y desarrolla en las universidades. De allí la necesidad de trabajar no sólo en el desarrollo de propuestas visuales que respondan a una necesidad creativa concreta, sino también en implementar los métodos de análisis que aporten datos para su valoración crítica. La trascendencia del presente proyecto reside en la profundidad con que se aborden los temas de investigación en el terreno de la teoría y la práctica. Para esta instancia, es necesario contar con amplias referencias acerca de los diversos aspectos que conforman la labor profesional, que, junto a la experiencia acumulada en el desarrollo de propuestas artísticas, hacen posible el uso creativo de las herramientas propias de una investigación: manejo adecuado de diversos métodos que permitan el análisis y/o la síntesis de una experiencia, el establecimiento de una posición crítica e informada sobre el propio trabajo y el de otros artistas, el desarrollo de una propuesta personal de trabajo con carácter concluyente, que atienda con responsabilidad a una necesidad concreta, abordando en lo posible, líneas de investigación que se encuentren poco desarrolladas y arrojen luz sobre asuntos de interés para el estudio de las imágenes visuales. Así, teniendo en cuenta la experiencia creativa, aparece la posibilidad de aplicar herramientas del conocimiento a partir de la toma de decisiones que al tiempo permiten identificar y generar nuevos procesos de la realidad, trátese de ideas, objetos o acciones. A fin de cuentas se trata de elaborar una investigación que, para dar buenos resultados, requiere del planteamiento adecuado de una serie de preguntas y el reconocimiento de problemas para plantear otros nuevos que, en lo posible, abarquen el espectro de actividades relacionadas con la producción, difusión y consumo de productos visuales con el fin de hacer algún tipo de aportación creativa y obtener nuevos esquemas para la generación de conocimiento. En este punto, es posible advertir que el mismo término creación (proceso creativo) es empleado de manera cotidiana en un sinnúmero de situaciones –hecho que sucede también con la palabra arte- aunque rara vez sabemos a qué refiere con precisión. Es por ello que, a todos aquéllos profesionistas ligados de una u otra manera a la actividad creativa, corresponde articular discursos que arrojen luz sobre estos temas, haciendo uso de tareas metodológicas que eviten en lo posible posiciones subjetivas e impugnables. Así, contamos con una serie de teorías que ofrecen algunas respuestas y permiten, si bien de manera parcial, la comprensión de un fenómeno que por esencia resulta complejo. Aclarado lo anterior, se pretende mantener en equilibrio los siguientes comentarios. Desde que aparecieron los primeros esbozos para el desarrollo de esta investigación, la tarea para la elaboración de la serie gráfica, ha consistido en generar y hacer acopio de imágenes originadas desde distintos medios (fotografías, dibujos y grabados), para confrontarlas en la búsqueda de posibles significados y desarrollar una propuesta gráfica con valores contrastantes de forma y contenido. Este podría considerarse como punto de partida creativo, y consiste en desarrollar ideas gráficas mediante el uso de analogías y metáforas visuales expresadas en el cuadro 3 a manera de opuestos. Se consideró hacer análisis de los conceptos de arte, fiesta y ciudad siguiendo este sencillo esquema pues, aunque la realidad no se presenta mediante esta condición binaria, sí resulta útil para la construcción de estructuras de sentido. En los procesos creativos la imprevisibilidad y sus consecuencias son patentes, y es mediante el proceso práctico -que avanza de lo subjetivo a lo objetivo- que tiene lugar un acto creador. En lo que refiere a la experimentación con formas y materiales, el principio que aplica es que a partir de sencillos esquemas formales y sus combinaciones, se intenta componer imágenes cada vez más elaboradas que lleven los contrastes y las relaciones significativas al extremo. Se trata de un proceso de acumulación que integra imágenes dibujadas del natural, la digitalización y reelaboración de las mismas en el ordenador en donde se les suman elementos obtenidos mediante la fotografía digital, luego son impresas sobre papel guarro en inyección de tinta y se siguen trabajando mediante el dibujo o el grabado. El proceso de acumulación que compone la serie gráfica, también tiene lugar en la configuración de la memoria personal y colectiva (historia); de tal modo, es posible establecer un paralelismo entre dicho material y la experiencia directa de la realidad. El cuadro 4, hace referencia a las variables que en un nivel teórico podrían intervenir en dicho proceso y, eventualmente darían pie al desarrollo de nuevos argumentos. TOPOGRAFÍA IMAGEN DIGITAL = IMAGEN MECÁNICA . SUPERFICIE DE LA CONTEMPORANEIDAD SUBTERRÁNEO HISTÓRICO Las soluciones alcanzadas hasta el momento requieren de ser extendidas mientras que su validez se mantenga o el trabajo deba adaptarse a nuevas circunstancias y satisfacer otras necesidades. Por otra parte, el desarrollo de la investigación documental sugiere rutas que deberán ser atendidas en alguna fase del proceso. Ambas trayectos, deberán juntarse y arrojar resultados satisfactorios útiles para la configuración de un imaginario personal. En alguna ocasión dijo el maestro Armando Torres Michúa que todo lo artístico es estético pero no todo lo estético es artístico, de la misma manera que arte es creación pero no viceversa. Como artistas, nos encontramos pues, más próximos a vivir el fenómeno estético y el fenómeno de la creación, antes que poder explicarlo. Precisamente es allí donde la labor teórica y de investigación tiene lugar. Es mediante el ejercicio de análisis y la reflexión constante, que las ideas fluyen en un sentido conveniente. Si no aplicáramos de manera creativa las herramientas que nos proporciona el conocimiento surgido de la experiencia y la permanente toma de decisiones, los procesos mismos de la realidad se detendrían y con ellos, lo haría también la producción de ideas, acciones y objetos. V Concluyendo, si es cierto que existe una relación entre la fiesta callejera y la producción de imágenes, entonces arte y fiesta resultan modos paralelos de entender la realidad que históricamente se han expresado mediante la construcción de ambientes, formas y gestos ritualizados que, dentro del contexto citadino, sirven como configuradores de la identidad y estrategia de conocimiento de la actualidad. Tras una investigación histórico-analítica de las nociones anteriores y a partir de la estructuración gráfica de una versión alternativa del espacio público, se propuso la creación de personajes y situaciones que llevan a cabo el ritual de la fiesta dentro de la calle como espacio escénico modificado por nuevos mecanismos mediáticos útiles para el conocimiento de la realidad, estructurados como imágenes gráficas dentro de una serie que sigue en proceso. Mediante la realización de este trabajo de investigación documental y producción plástica, será posible establecer las relaciones entre arte, sociedad y circuitos de divulgación de las obras artísticas dentro de un tejido histórico y social característico, dirigido hacia la gráfica en el contexto del arte contemporáneo, que plantea la posibilidad de interpretar la estética callejera en el contexto de la celebración popular. Desde esta perspectiva ciudad y fiesta son el macro y microcosmos de una misma realidad, útiles para la reinterpretación gráfica, en donde el arte, entendido como actividad socializada, sirve como configurador estético del espacio y representación simbólica de la imagen del mundo. REFERENCIAS CIRLOT, Juan Eduardo. (1994). Diccionario de símbolos. Barcelona: Labor. DANTO, Arthur C. (1997). Después del fin del arte. El arte contemporáneo y el linde de la historia. Barcelona: Paidós. ESCALANTE, Pablo coord. (1994). Encuentros y desencuentros en las artes. XIV Coloquio Internacional de Historia del Arte. México: IIE UNAM. FINKELDE, Dominik et al. (2007). Topografías de la modernidad. El pensamiento de Walter Benjamin. México: UNAM. JAMESON, Fredric. (1991). Teoría de la Posmodernidad. Madrid: Trotta. OLEA, Oscar coord. (1997). Arte y espacio. XIX Coloquio Internacional de Historia del Arte. México: IIE UNAM. El arte urbano. ( 1980). México: UNAM. ROQUE, Georges. (1995). Lo cotidiano transformado por el arte y la publicidad. En XVI Coloquio Internacional de Historia del Arte. México: IIE UNAM. [1] Para la década de 1950, los movimientos de vanguardia en el arte se habían convertido en puros formalismos y objeto de promoción oficial. En estas circunstancias y coincidiendo con el surgimiento del Pop Art, durante la década de 1960, autores como Susan Sontag, Marshall McLuhan o Roberto Venturi buscaban terminar con el dogma modernista de la escisión entre la esfera de lo estético y la vida cotidiana, incitando a los artistas a romper con la barrera entre el arte y las demás actividades humanas como el entretenimiento, el diseño, la publicidad y la moda. Surgieron así posiciones menos rígidas dentro de las prácticas artísticas, que paulatinamente se involucraron con el gusto popular, la estética de la televisión o las revistas de moda. [2] POSMODERNISMO. Pauta cultural situada temporalmente por algunos autores como Arthur C. Danto en los años de 1970, que entiende al objeto de arte como un modo de investigación sobre las relaciones entre el hecho artístico y algunos fenómenos sociales como determinantes de la producción y recepción de obras. [3] La conferencia fue titulada Las catástrofes de la creación y se presentó el día ---de—en 2008

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